Somos más amigables con quienes se parecen más a nosotros


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Antes de que los espejos existieran, la única manera de conocer nuestros rasgos faciales era vernos en el agua o, en su defecto, observar los rasgos de nuestros padres y hermanos. Aquellas épocas parecen haber dejado su huella en el presente, al menos en las relaciones humanas.
Según lo que informan en el Telegraph, unos investigadores de la Universidad italiana de Padova liderados por la Doctora Paola Bressan han realizado un estudio con algunos voluntarios, llegando a la conclusión de que los seres humanos nos mostramos más amigables con quienes se parecen a nosotros que con las demás personas.
Publicada en Biology Letters, la investigación trabajó con 70 gemelos idénticos, a quienes se le tomaron fotografías. Posteriormente los investigadores modificaron digitalmente las fotos, haciendo que algunas fotos de pares de gemelos se parecieran al un individuo de otro par de gemelos y otras a su gemelo idéntico.
Una vez preguntados por cuál de los individuos de las fotos salvarían, en un tercio de los casos el escogido era alguien que se parecía al propio individuo, lo cual se daba incluso en más oportunidades que en aquellos que se parecían al gemelo.
Esto da cuenta de que nos sentimos más cercanos y volcados hacia los individuos que se parecen a nosotros, y además en un mayor grado que el que ocurre con nuestros parientes cercanos.

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