Envían a la casa de sus dueños los excrementos de sus perros.


Una veintena de voluntarios vigilaron muy de cerca a los perros y a sus dueños, cuando alguno de estos se dejaba un excremento detrás uno de los voluntarios se acercaba haciéndose el interesado por la raza y el nombre del perro, datos más que suficientes para saber quiénes eran sus dueños y donde Vivian, usando la base de datos municipal.

Después las cacas se empaquetaban como objetos perdidos del consistorio y se entregaban a sus dueños, junto al paquete un aviso de multa, como resultado de esto se han reducido en un 70% las cacas que hay en la calle, “no se sabe si por el miedo a la multa o por la caca empaquetada”.



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